En este invierno que inicia, mi hijito, pese a que está vacunado contra la
gripe, también fue víctima del cambio de clima y aunque la vacuna reduce en
gran medida los síntomas y malestares de la gripe, los que no faltan son los
benditos mocos.
Afortunadamente, los mocos “aguaditos” sólo están un día o día y medio,
después sólo queda el “oco”, que es como mi Rodri ha bautizado a sus nuevos hallazgos, los moquitos secos aferrados al interior de su naricita. Pasa todo el día buscándose “ocos” y feliz cuando encuentra uno me lo entrega,
y como prefiero eso a que se los coma o los pegue por cualquier sitio, feliz
también se los recibo. Cómo cambian las cosas cuando una se convierte en madre,
ahora soy feliz hasta recibiendo mocos… sólo de mi hijo, jajajaja…
Pelusas, granitos de arroz, micropedacitos de cualquier cosa, todo lo que
encuentra Rodri me lo alcanza y así, hasta ahora no hemos tenido ni un solo problema
por atragantamiento o por comer alguna basurita. ¿Cómo lo logramos? con
paciencia y dándole siempre importancia a sus hallazgos. Porque aunque esté
hecha una loca, estresada, cansada y con la cocina prendida o corriendo
ordenando las cosas, si mi hijo me busca y me dice “má!” y está haciendo pinza
con los deditos, siempre dejo todo y le digo “gracias mi amor, yo lo boto a la
basura” o sino, ambos lo hacemos.
Para mayor tranquilidad, la casa debe estar siempre impecable… así reducimos el riesgo de que lo que encuentre el peque pueda causarle algún daño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario