Hace unos
días asistí a la presentación de Adal Ramones (A.R), showman mexicano
conocidísimo por sus monólogos. Estuvo realmente genial, me reí como hace mucho
tiempo no lo hacía. El comediante empezó por satirizar el tráfico limeño y las
ultimitas de nuestra farándula para luego centrarse en el tema de esa noche: el
divorcio y la crianza de los hijos. Culminó su espectáculo con una reflexión,
que para ser sincera no me agradó del todo, más por la forma cómo lo hizo que
por el fondo, ya que pude percibir en su expresión (por suerte estaba muy
cerquita al escenario) que había algo de molestia o frustración en el mensaje. Quizás
me equivoque y sólo haya sido que estaba agotado, después dos horas de show, no
lo sé.
Sin embargo,
al margen que haya sido él o en su espectáculo que se haya dado dicha
reflexión, ha transcurrido una semana exactamente y el mensaje sigue dando
vueltas en mi cabeza; el mensaje se resume en una frase: “Somos la ULTIMA generación de
hijos obedientes y la PRIMERA generación de padres obedientes”.
En varias
oportunidades conversé con mis padres y con amigos, acerca de las diferencias
abismales respecto a la crianza que recibimos nosotros en relación a la que
buscamos dar a nuestros hijos. Personalmente, no recuerdo haber recibido una
tunda de esas para la historia tras alguna travesura o desobediencia, por ahí
que alguna “chiquita” pero que a los minutos pasaba; en todo caso, era común la
imposición de la disciplina en forma de castigo físico y sobre esto no me
dejarán mentir, a todos de alguna forma “nos ha caído”. Y esa forma de crianza
o enseñanza, muchos, mejor dicho la mayoría de nosotros, seleccionamos junto a
otras que recibimos para decir: así no
voy a criar a mi hijo, con mi hijo será diferente.
“Si nuestra generación, que
fue criada de esa forma, ha dado paso a la sociedad que tenemos, llena de
políticos corruptos… ¿qué será de la sociedad en un futuro si los niños son
consentidos, y que obtienen todo lo que quieren apenas abren la boca?” A.R.
La manipulación,
desobediencia, engreimiento, berrinches y todos esos “encantos”, son parte de
la infancia; nuestra reacción como padres, el contexto en el que se desarrolla
el niño y su propia experiencia, son los
que van modificando su conducta. Estoy segura que fui criada con muchos aspectos
en común a como lo fue un político corrupto, un vago o un drogadicto, pero mis
padres con todos sus errores jugaron un papel fundamental en la formación de mi
capacidad de discernimiento y fue un trabajo muy arduo en especial durante mi
niñez, pero que continuó por muchos años más.
Mis padres y
el padre de mi hijo creen que mi pequeño es consentido, cosa que me duele por
la forma en que se entiende el ser consentido y que hasta su propio padre lo
crea así. Sí lo ven como un niño feliz, hábil, sociable, dulce, incapaz de un
acto de violencia; pero si llora llamando a su mamá porque sabe que ella está
cerca y si es así, sólo ella lo puede calmar, entonces es un niño consentido.
Si un niño
fuera consentido, en el sentido negativo de la palabra, ¿acaso aceptaría un NO
como respuesta? ¿Entendería razones?, pues mi hijo entonces no es un
consentido, será muy apegado a mí, cosa que es absolutamente normal ¡por favor!.
Mi hijo me removió el alma, la última vez que le llamé la atención por algo, y
dentro de mi desesperación le dije “¡hijo, por favor, no me entiendes!” y él a
sus dos años y tres meses, mirándome atentamente y de lo más calmado me
respondió: “Nené sí entiende”. Me sentí la madre más torpe del mundo, mi hijo
claramente me entendía y hasta manejaba mejor sus emociones que yo en ese
momento. Mi problema era otro, y recalco, mi problema no el de él.
Muchas
personas, padres o no, de nuestra edad o quizás mayores consideran a la
generación actual de niños como consentidos, conceptos como crianza con apego,
colecho, crianza respetuosa o lactancia prolongada, son ajenos a su vocabulario
y juzgan o temen por el futuro de estos niños.
Si me
preguntan, si la forma en la que estoy criando a mi hijo es la mejor para su
bienestar y futuro, sólo puedo responder: sí. Como lo hace la mayoría de los
padres, hago lo mejor que puedo o considero para otorgarle a mi hijo un presente y un futuro feliz, para
hacer de él un hombre de bien. Yo no fui muy obediente que digamos, pero me
convertí en una persona con valores. Mi hijo tampoco es un santo, pero a su
corta edad obedece no por imposición, sino porque se le explican los motivos
para hacer tal o cual cosa y de la misma forma refuta, eso me deja asombrada.
De algo estoy
segura, la disciplina como se enseñaba antes no tendría los mismos efectos hoy,
no pensamos ni sentimos como nuestros padres, los niños no piensan ni sienten
como lo hacíamos nosotros a su edad. Pero sin importar la generación, la
presencia, el amor y la dedicación de los padres hacia sus hijos es primordial
y no sólo durante sus primeros años de vida.
Ay que difícil esto de la educación!!! Uno de los problemas que veo yo muchas veces es que pretendemos que los niños sean obedientes "porque sí" y eso no puede ser, hay que explicarles las cosas bien porque, como ya has dicho tu, ellos, aunque pequeñitos, nos entienden más de lo que creemos. Un beso
ResponderEliminarAnte la desobediencia es importante explicar a los niños, de manera clara y concisa (sin discursos) las consecuencias de sus actos y el por qué deben actuar de determinada forma. Si uno como padre se cierra en un "porque sí", es más que seguro que el niño responderá de la misma forma y con una rabieta "porque sí". Tenemos que darnos cuenta que somos padres y no debemos tener rabietas. Es difícil, ¡cuántas habré tenido yo! pero en ninguna, la discusión llegó a buen término.
EliminarGracias por tu comentario, un beso.
Pues yo en parte estoy de acuerdo con él, al menos de lo que yo veo y he vivido aquí en mi país. Tengo la suerte de que mi madre me ha dado una educación diferente, pero veía a los padres de mis amigos y amigas que pretendían que la obediencia por parte de sus hijos fuese absoluta y que se impartía desde el totalitarismo. Es más, hasta de adultos lo pretenden ¡Es así por qué yo lo digo y soy tu padre/madre!
ResponderEliminarPor otro lado veo ahora a esos hijos obedientes criar a los suyos, y es todo lo contrario. Los niños se suben encima de la mesa a bailar una jota en medio del restaurante y los padres los hablan como si fueran tontitos "venga peque baja, no hagas eso" Está claro que no vas a bajarlo de un tortazo, que es lo que hacían los padres de antes, pero un poco más de fuerza y de hacerse respetar. Los niños hacen con ellos lo que les da la gana y los padres cansados por no escuchar obedecen.
Nosotros intentamos que esto no sea así con Vikingo, cedemos hasta un punto y nos ponemos firmes cuando hay que hacerlo. Sin gritos ni malos modos, solo haciéndole ver que si es no, es no. Pero nos quedamos alucinados al ver a otros padres que por desgracia son muchos, los que agachan la cabeza ante niños de 4 años.
Siento el rollo que he soltado jeje, Besos.
Yo también estoy de acuerdo con A.R., pero tan solo en la medida en que me llama a la reflexión, en el hecho que el amor a los hijos no equivale a complacencia total y que la disciplina es fundamental para su formación. Por más amor que le tenga a mi enano, no le voy a dejar que "me baile en la cabeza", y han existido un par de ocasiones, en que al cerrarse frente a toda explicación que le pudiese dar, no me ha quedado más que decirle que NO, pero en nuestro caso, no nos ha funcionado el no porque no; sí un abrazo muy fuerte y decirle que lo amo mucho y que por eso, no a lo que quiere por tal motivo...y luego de su breve pero triste llanto en mis brazos aceptó la decisión.
EliminarCada madre/padre puede identificar la mejor forma de llegar a sus hijos, y el método que le sirva a unos no necesariamente le sirve a otros.
Muchas gracias por tu comentario, besos.
Yo llamo a un niño consentido cuando siempre consigue lo que quiere, cuando no acepta un no por respuesta, cuando arma un jaleo impresionante porque quiere algo y al final lo consigue.
ResponderEliminarCon dos, tres incluso 4 añitos, son niños pequeños, necesitan de su madre, son su referente y es lógico que la busque. No me parece que porque el niño vaya a ti eso es ser consentido. Yo a eso le llamo tener "mamitis", y a mi me hace mucha gracia (y me encanta por cierto).
Mi hija mayor en cambio tuvo "papitis", su padre era su ídolo, lo reclamaba a todas horas, para todo, en cuanto tenía un problema o algo acudía a él.
¿Te has planteado, que aunque inconscientemente a lo que ellos llaman consentido, yo llamaría celos? El que vaya a ti, les quita a ellos ese tiempo de estar con el peque.
Te lo comento porque a mi si que me daba envidia el vínculo que tiene mi marido con la mayor, como el tiene al mío con la mediana. Igual no es consciente, pero...
Si te sirve, yo al final estoy educando a mi hijas como a mi me parece, aunque tengo mucha gente alrededor que no está de acuerdo con mi forma de educar. Si los educas de una manera, otros estarán en desacuerdo contigo.
Yo he tenido discusiones con mis padres, con mis suegros y siempre seguimos hablando y dialogando mi marido y yo como hacer mejor las cosas, porque es una cosa continua.
Espero no haberme alargado mucho.
Un beso
Lo de la mamitis puede ser, aunque yo lo veo como algo normal que al tratarse de niños muy pequeños ellos prefieran estar con alguno de sus padres. ¿Celos? puede ser, yo también lo tengo cuando en contadas pero muy contadas ocasiones mi hijo prefiere estar con su papá, pero es realmente raro, por lo que sí me da cosita pero se me pasa rápido, ya que es principalmente para jugar. Si se trata de cosas vitales como comer, dormir o ser consolado, mi hijo siempre prefiere que yo me encargue.
EliminarComo tú, educo a mi hijo de la forma que me parece es mejor para él. Ante las decisiones de los padres, los familiares y amigos, sólo deben respetar y mantener los criterios al tratar con los niños para no crear confusiones, la más común: en casa con los padres el niño tiene normas y en casa de los abuelos no, o que una quiere llamarle la atención y los abuelos salen en defensa del niño.
Gracias por tu comentario, un beso.
Pues yo opino que amor y disciplina no son palabras opuestas sino complementarias, les disciplinamos y les ponemos límites porque les amamos. Y yo creo que, en determinadas ocasiones (aunque no siempre) nos podemos permitir el decirles simplemente que NO, no siempre serán capaces de comprender y razonar nuestras motivaciones, aunque siempre debe quedarles claro cuanto les queremos, aunque se porten mal, jejeje un beso
ResponderEliminarLeí o escuché, no recuerdo, la frase: frente a la desobediencia o pataleta de un niño, "cuando menos merezca tu cariño es cuando más lo necesita"... la tengo siempre presente, como dices "siempre debe quedarles claro cuanto les queremos, aunque se porten mal".
EliminarLindo comentario, muchas gracias.
Un beso, Karina.
Mi hijo tambien podría catalogarse de niño consentido.Y me lo han dicho por lo mismo.. Por que cuando le pasa algo o no, pide a su mamá. Pero luego cuando tiene comida, por poco que tenga la comparte. Comparte su botella de agua, comparte sus juguetes.. Eso es un niño consentido? La próxima vez que te digan eso me gustaría que les contaras esta historia beridica.
ResponderEliminar-En el colegio de mi barrio, hay una madre que con su segungo hijo decidió que no le diria "NO" a nada! a nada! Cual es el resultado de esto? Un niño que lo quiero todo para él, y si no se lo das.... Un día en el colegio un niño tenia un juguete que él queria. Y como no se lo daba le cogio del cuello hasta casi asfixiarlo. Menos mal que los cuidadores actuaron deprisa y aunque el niño fue hospitalizado, todo quedo en un susto. Yo no quiero que mi hijo sea así, y no quiero que otro niño casi lo ahogue por que sus padres le han consentido todo lo que ha querido.. Hay que educar. Educar a tu hijo no significa que lo quieras menos. Todo lo contrario! harás de él/ella una persona decente! Buen post! un beso.
Nos pasa exactamente lo mismo, que mi niño "consentido" es super sociable, cariñoso, respetuoso... juega con bebes con suma delicadeza y con niños más grandes con la euforia propia de su edad, le encanta compartir, jugar y aprender... Creo que nuestra experiencia y la de muchas madres de nuestra generación pueden dar fe que la crianza con apego no significa criar sin disciplina, y que la disciplina no significa imposición.
EliminarMuchas gracias por tu comentario Ana, un abrazo.