Educar hoy... es diferente.


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La sociedad actual está experimentando avances de forma muy acelerada en el campo del conocimiento y la tecnología; sin embargo, estos no van a la par de las relaciones humanas. Como padres tenemos la tarea indelegable de formar a nuestros hijos, presente y futuro de la sociedad, como personas libres, responsables y con valores; es decir, educarlos. Nuestros padres nos educaron en su momento por intuición; educar hoy, es diferente, demanda preparación y esfuerzo. El colegio, la parroquia y organizaciones pueden ayudar pero no sustituyen esta labor fundamental de los padres. 

Centros de Investigación en Pedagogía de diferentes partes del mundo han puesto al alcance de los padres, metodologías orientadas a contribuir a su difícil tarea de educar, una de ellas, que se viene aplicando con éxito y que conoceremos a continuación, es la de Instintos guía y Períodos sensitivos. 

Los instintos guía y los Períodos sensitivos


Esta metodología consiste fundamentalmente en la identificación de los conocimientos innatos que todo ser humano posee y las etapas en los que instintivamente pueden desarrollarse a fin de brindarle la ayuda necesaria para que dicho desarrollo se logre de manera óptima. En el área educativa, la ayuda necesaria otorgada en el momento oportuno a nuestros hijos puede ser decisiva. 

Como seres racionales y con voluntad podemos de hecho dominar nuestros períodos sensitivos, sin embargo, desarrollar una capacidad fuera de su tiempo natural demanda mayor trabajo y probablemente no se alcance la misma perfección en los resultados. El conocimiento de los períodos sensitivos coloca a los padres en una posición privilegiada para educar con eficacia. 

Adiestrar, instruir y EDUCAR

El ser humano posee tres niveles de formación: la materia, la inteligencia y la voluntad; influenciados tanto por la transmisión genética como por el aprendizaje. El aprendizaje en cada uno de los niveles se da gracias a tres procesos: adiestrar, instruir y educar, respectivamente. 





En el nivel de la materia, el ser humano tiene una tendencia natural de satisfacer sus sentidos. En el nivel de la inteligencia, tiende a buscar la verdad. En el nivel de la voluntad, el ser humano tiende naturalmente a hacer el bien. Nuestro gran papel como padres radica en el tercer nivel, en ayudar a nuestros hijos a formar su voluntad, educarlos, enseñarles a conocer el bien de forma que deseen llevarlo a la práctica. 

¿Cómo educar en valores?

La palabra "Valor" puede llevar a confusiones especialmente en los niños (valor de una cosa, valor para hacer algo), podemos aplicar en su lugar la palabra “Virtud”: hábito que tiende al bien y que es querido por la voluntad. 

Los actos libres repetidos con esfuerzo pueden convertirse en hábitos. No por el contrario, si estos actos son coaccionados. En ese sentido, nuestra labor de educar debe buscar que nuestros hijos deseen obrar en el marco del bien porque así lo desean, sin necesidad de premios, castigos o amenazas. Todo ello se facilita si se conversa mucho con ellos y se comparten momentos individuales y en familia. Conociendo los períodos sensitivos podemos orientar a nuestros hijos a la adquisición de hábitos positivos durante sus primeros años de vida, cimentando así los principios de las virtudes humanas. 

El período sensitivo para el cimentar la virtud del orden, por ejemplo, se da del primer al tercer año de vida. A esta edad, la imitación constituye un instinto guía, y es por imitación que un niño aprende a ser ordenado. Los padres son el modelo a imitar, y el orden no es aplicado solo a los objetos sino también a la forma de vida y el establecimiento de rutinas. 

El período sensitivo de la sinceridad, es entre los 3 y 5 años de edad, en donde el niño expresa sus interrogantes y su deseo de conocer el mundo que lo rodea. Le atribuye una certeza indiscutible a lo que le dicen sus padres y conoce a través de ellos la satisfacción de la verdad. Un niño empieza a mentir (no a ser mentiroso) por diferentes motivos: fantasía, defensa, llevar la contraria, soberbia, halago. No lo hace intencionalmente, pero si no es orientado oportunamente, mentir puede convertirse en un hábito.

Los niños aprenden jugando. El juego es el medio fundamental para que desarrollen hábitos positivos. Si un niño sabe jugar, sabrá estudiar. Si un niño presenta problemas en su período sensitivo de estudio (entre los 7 y 12 años) se debe averiguar la causa (problemas familiares, rechazo de los amigos, de los profesores, entre otros) y tratarla con constancia, comprensión, amor, paciencia y motivaciones positivas. 

La virtud humana que más nos acerca a la felicidad es la generosidad. Esta se puede enseñar a niños de 0 a 6 años a través del juego, acostumbrándolos a relacionar las palabras: compartir, dar, amor, alegría, bueno. De 7 a 11 años, los niños pueden desarrollar la virtud de la generosidad con plena conciencia. En este lapso también, se puede arraigar la virtud de la responsabilidad pues se viven los períodos sensitivos de: amor a la justicia, disposición a la ayuda y deseo de quedar bien. 

Los medios de comunicación y la educación en valores

Los medios de comunicación, la televisión, el internet y las redes sociales son parte de nuestra realidad y pueden a través de pautas, guías y límites no representar peligros para nuestros hijos sino más bien convertirse en herramientas intelectuales y sociales. 

La televisión actúa en el área de la voluntad de las personas y puede constituirse como un medio para transmitir conocimiento y valores positivos y morales. Por otro lado, si se desea utilizar la televisión como medio formativo directo, es mejor acudir a programas especialmente creados para tal fin. 

Las motivaciones y la educación

Todos tenemos un objetivo común en la vida: ser felices. Todas nuestras acciones y decisiones poseen diferentes motivaciones, algunas referidas a “tener” (motivaciones extrínsecas), al “saber” (motivaciones intrínsecas) y al “dar” (motivaciones trascendentes). Las motivaciones trascendentes, son las que más se relacionan a la obtención de felicidad. 

Como padres educamos en el tercer nivel motivacional, el trascendente, cuando reforzamos el amor familiar, el espíritu de ayuda, la comprensión, el espíritu de equipo, la confianza, la cooperación, etc. En este plano, un niño puede modificar su conducta, tomar decisiones y actuar motivado por la satisfacción de saber que contribuye, que su participación es importante, que se convierte en una mejor persona… y por tanto es más feliz. 



CLAVES PARA EDUCAR HOY

  1. Educar es una tarea indelegable de los padres, demanda esfuerzo y preparación.
  2. Conocer los instintos guía y los períodos sensitivos de desarrollo nos permiten brindar la ayuda y guía que necesitan nuestros hijos en el momento oportuno, es decir, educar con eficacia. 
  3. Se educa en valores a partir de la adquisición de hábitos positivos repetidos con libertad, sin coacciones (premios, castigos o amenazas).
  4. Durante los primeros años de vida, la educación en valores es primordialmente otorgada a través del ejemplo de los padres. 
  5. El juego es el medio fundamental para que los niños desarrollen hábitos positivos. Si un niño sabe jugar, sabrá estudiar.
  6. Un niño puede modificar su conducta y guiar sus acciones en el marco del bien y con mayor satisfacción y felicidad cuando es motivado en el dar.

El presente artículo, ha sido desarrollado en base al libro EDUCAR HOY de Fernando Corominas, un material a criterio personal, de gran ayuda para la generación actual de padres. El libro es desarrollado de manera muy ágil, con numerosos ejemplos, casos prácticos, esquemas, bibliografía complementaria para cada capítulo y un valioso cuadro resumen sobre los períodos sensitivos desde el nacimiento hasta los veinte años de edad. Lo recomiendo ampliamente.

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Me gustaría conocer qué opinas acerca de esta metodología. Si deseas aplicarla, no es tarde. Si te gustó este artículo ¡compártelo!. Un abrazo enorme ¡hasta pronto!. 


Artículo basado en:
Corominas, F. (2014) Educar hoy. España: Ediciones Palabra S.A.



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2 comentarios:

  1. Si estoy de acuerdo, los padres somos decisivos en la educación y no tenemos porque delegarlo en nadie, ni dejar influenciarnos por las modas educativas del momento, aunque al final ellos tomarán su camino, saludos!

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    1. Exacto, nuestra labor radica en sentar las bases para que ese camino sea el mejor para ellos, que les brinde bienestar, seguridad, crecimiento personal y sobretodo felicidad. Muchas gracias por tu comentario Katy, un abrazo!!

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