Migraña y maternidad


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La migraña es un tipo de dolor de cabeza muy intenso que se caracteriza por su larga duración, ser pulsátil y afectar un lado de la cabeza, va acompañado de síntomas como náuseas, vómitos o sensibilidad a la luz y al sonido. Es un trastorno neurológico común que afecta principalmente a mujeres, en proporción de 4 a 1 sobre los hombres. Una migraña aguda puede durar de 4 a 72 horas, imposibilitando a quien la padece desarrollar sus actividades con normalidad. 

Es posible aminorar los efectos de la migraña con medicación y sobretodo descanso, pero ¿cómo sobrellevarla si somos mamás de niños pequeños, llenos de energía, dependientes en todo aspecto, demandantes y quizás tan pequeños que no les es posible comprender qué le pasa a mamá? ¿Y si además no contamos con ayuda para cuidarlos o para las tareas del hogar?

Hoy te presento a Isabel, mamá full time creadora del blog Mi pequeño mundo quien compartirá con nosotros su experiencia y consejos para sobrellevar esta enfermedad y que no afecte o lo haga lo menos posible, a nuestro deseo de criar a nuestros hijos con la atención, amor y cuidados que necesitan. Es un placer tenerte con nosotros Isabel.



Uno de los mayores temores que tuve al momento de enterarme que estaba embarazada era saber cómo iba a hacer los días que tuviera migraña porque estaba más que claro que durante todo el tiempo que durara la lactancia no iba a tomar ningún tipo de antimigrañoso, o al menos iba a tratar de no hacerlo. Otro de los temas que realmente me preocupaba era la crianza, en parte porque veía que muchas madres que padecen de migraña se quejaban de que tenían que realizar las mismas rutinas de siempre así se estuvieran cayendo por el dolor de cabeza, y esto debido a que esas madres siempre les dicen a sus hijos que no se sienten mal o minimizan el dolor, lo cual creo que es una mentira y obviamente no guarda relación con la crianza respetuosa, ya que ese tipo de crianza no promueve las mentiras.

Con todo eso en mente tome la decisión de que yo le diría a mi hija la verdad con palabras que ella me pudiera entender, pero pensé que tendría al menos un año para saber cómo decirle las cosas, pero el destino me tenía otro camino que seguir, pues cuando mi hija tenía 8 meses de edad el pediatra me dijo que debía buscar la manera de hacerle ver que habrían días en los que yo necesitaría mucho descanso. Tampoco iba a ser posible que siempre tuviera un familiar cerca que la cargara, por eso era importante que mi hija supiera que yo me podría quedar acostada a su lado haciéndole toda la compañía que ella deseaba (Se me olvidó mencionar que mi hija es de alta demanda, por lo que requiere más atención y mimos. Ella estuvo mucho rato de brazo en brazo, específicamente hasta los 11 meses, y aun con sus 5 años la sigo cargando por ratos).

Aún recuerdo la primera vez que me tocó lidiar con una crisis de migraña sin ningún familiar cerca para que me ayudara con mi hija, ella apenas tenía 9 meses y se había despertado llorando a causa de una pesadilla y yo no podía pasearla por la casa para calmarla, así que la llevé al cuarto de mi mamá, me llevé sus peluches y muñecos favoritos, prendí el televisor y le dije de la manera más amable posible que me disculpara por no poder pasearla, porque a mamá le dolía mucho la cabeza así que ese día debíamos quedarnos en la cama, para yo poder mejorar, y debo reconocer que solo me levanté para buscarle su compota casera.

Ese día me di cuenta que necesitaba con urgencia algún tipo de rutina para ese tipo de día, o de lo contrario la pasaríamos mal, porque sufro de migraña crónica y tengo muchas crisis en un mes, así que apenas pude pensar bien, empecé a buscar la manera de cuadrar una rutina que no tuviera que modificar tanto a lo largo de los años.

Debo decir que no fue fácil buscar la manera de que los días que yo tuviera crisis no afectaran de manera negativa nuestra rutina, pues seamos realistas, esos días por lo general sí existe un tipo de rutina distinta a la de los otros días, sin contar que a veces tenemos ayuda y a veces no, y el hecho de hacer ciertas concesiones, no quería decir que mi hija tendría carta blanca para hacer todo lo que quisiera, pero por suerte puedo decir que encontré la manera de que aún en esos días se mantuviera el tipo de crianza que yo había escogido, adaptando nuestras rutinas tomando en cuenta algunos criterios y pautas que mantenemos hasta ahora, con ella ya en el colegio.

  1. Lo primero que hay que hacer es decirle a tu hijo que te sientes mal, y explicarle lo que te duele. Por ejemplo: "me duele la cabeza y hoy necesito estar recostada para sentirme mejor". Esto créeme que lo dirás muchas veces hasta que tu hijo lo logre medio entender, pero es vital que seas honesta, ya que de lo contrario puede pensar que no deseas compartir con él las actividades de costumbre. 
  2. No te culpes por darles comidas simples. Yo soy una que le doy a mi hija pasta con mantequilla o arepa con mantequilla, porque pensar en cocinar algo más complejo me da pánico, ya tendré otros días para compensar esas comidas.
  3. Si un día, por la intensa migraña, no puedes bañar a tu hijo, pues no lo bañes. La migraña produce mareos y pérdida de equilibrio, así que es mejor prevenir accidentes. 
  4. No te culpes por estar un día o dos viendo dibujos animados o películas en la cama, o llevar los juguetes y hacerle en centro de juegos ahí a tu bebé, piensa que todas estas acciones te permitirán recuperarte y renovar energías, sin dejar de brindarle a tu bebé tu compañía.
  5. Si tu hijo tiene unas reglas ya impuestas, debes seguirlas así tengas dolor de cabeza y tengas la tentación de ceder por ese día para evitar el llanto de tu hijo o de lo contrario él pensará que si te duele la cabeza no hay reglas. Por ejemplo, si solo lo dejas comer postre a las 5 de la tarde, no puedes dejar que lo coma a las 8 o más tarde, pues de lo contrario pensara que esos días son de carta blanca.
  6. Es vital que respetes lo más posible el horario que tengas en tu día a día, esto ayudara a que tu hijo sienta que hay un poco de normalidad dentro de todo ese caos, y aunque no lo creas esto les ayuda a no estresarse tanto.
  7. Deja que tu hijo te cuide, por ejemplo, acercándote el vaso con agua, dándote besitos, o ayudándote en lo que pueda según su edad, eso le hará sentirse útil y le hará ver que no le excluyes.
  8. Descansa todo lo que puedas, y hazlo en compañía de tu bebé, no importa si no has limpiado la casa o lavado los platos, recuéstate en la cama o sofá y disfruta de la compañía y calorcito de tu hijo.
  9. No temas mostrar tus sentimientos delante de tu hijo, yo soy de las que opina que no puedes pedirle a tu hijo que no te oculte sus sentimientos si tú lo haces. Esto a mí me ha ayudado mucho con mi hija, quien habla -o intenta hablar- de cómo se siente y no teme mostrar sus sentimientos.
  10. Si tienes un hijo de alta demanda como yo, dile a tus familiares que no traten de separarlos con la excusa de que tú descanses, eso solo los estresará. Pueden colaborar en algunas cosas, como darle de comer, bañarlo o cosas así, pero deben respetar que el niño pase tiempo contigo y duerma contigo si practican colecho. Sé que no es fácil, pues no tendrás ganas de que se trepe encima de ti o grite cerca de ti, pero si se le explica lo que pasa llegara un momento en que tu hijo será tu mayor aliado.


Muchas gracias Isabel.


Como mamá que padece también de migraña, por fortuna en menor grado que hace años, te puedo asegurar, así como Isabel, que siendo honestos con nuestros hijos sobre los diferentes malestares que produce la migraña, y no excluyéndolos, logramos con el tiempo que comprendan lo que sucede, sin penas ni frustraciones, y también les ayudamos a ser personas más sensibles al dolor ajeno, generosos y colaboradores. 


Espero que este post te haya sido de utilidad, si fue así, o crees que le puede ser de utilidad a otra mamá, compártelo. ¡Hasta pronto!



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