Escondemos cualquier objeto que pueda hacerles daño, observamos atentamente
cada uno de sus pasos a fin de acudir inmediatamente y evitar una caída
peligrosa, si pudiéramos cubriríamos todo a su alrededor con plástico con burbujas
para que no sufra un solo golpe, cuidas con tanta dedicación a tu bebé que
tienes que esforzarte en darle su espacio y la libertad suficiente para que
aprenda también por sí mismo… hasta que aparece otro niño, pequeño como él, que
le propina tal manotazo que quedas en shock y son tantas tus ganas de correr
hacia tu hijo y consolarlo como de coger al otro niño gentilmente por el
pescuezo y enseñarle que ¡eso NO se hace!.
La primera vez que le pasó algo así a mi hijo acababa de cumplir un año de
edad. Él jugaba sentado en el piso con unas pelotitas y de pronto, se acercó un
niño de la misma edad que jugaba con pedazos de cartón. Yo observaba a Rodri a
un metro de distancia y cuando el otro niño se acercó, me alegré porque imaginé
que sería una oportunidad para socializar, hasta que el niño le tiró un pedazo
de cartón en la cabeza a mi hijo. Hice mi mayor esfuerzo por tranquilizarme y poniendo
una mano entre ese niño y mi hijo, le dije ¡No!
¡eso no se hace!, pero él continuó hasta que Rodri se incomodó y tuve que
retirarlo. A todo esto, el padre (un
hombre de casi dos metros de estatura) no hizo nada, sólo miró y frente a mi
reclamo me dijo: “Todo está bien, los niños juegan así”. Me alejé indignada.
Hace un par de semanas, en un show de títeres, algunos niños observaban muy
cerca al teatrín y otros, como Rodri, desde los brazos de papá o mamá. Rodri se
animó a acercarse, así que lo bajé y él se acercó al grupo de niños, no tocó ni
miró a nadie, tan sólo a los títeres. De pronto, uno de los niños se dio vuelta
y le lanzó un manotazo en la cara que por fortuna no llegó a lastimar a mi
hijo, apenas lo rozó. Mi hijo no lloró pero sí se asustó. Sucedido el manotazo
la mamá del otro niño sólo se lo llevó hacia un costado del grupo, sin decirle
nada.
Lo mismo le sucedió a uno de los compañeritos de mi hijo, con un par de
niños que recién se han incorporado al grupo de estimulación temprana. La mamá
del compañerito, frente a los manotazos y empujones a su hijo y la poca acción
de los otros padres, se sintió tan indignada e impotente como yo, cuando le
pasó a mi hijo.
Entonces me pregunto: ¿Qué pasa por la cabeza de aquellos padres que no hacen
nada cuando su hijo, por más pequeño que sea, agrede a otro niño? ¿por qué creen que la agresión es normal o parte del proceso de socialización en niños
pequeños? ¿Acaso piensan lo mismo cuando su hijo es tratado de esa forma?
Que nuestro hijo sea víctima de cualquier tipo de maltrato o agresión es
una de las cosas más difíciles de afrontar, y aunque soy dolorosamente
consciente que estas situaciones pueden repetirse por diferentes circunstancias,
no puedo cambiar el mundo en el que vivimos, pero sí puedo hacer todo lo
posible para que el mundo de mi hijo sea diferente. Mi trabajo no es sólo
consolarlo, es hacerlo más fuerte; no se trata de evitarle angustias, sino de regalarle
más momentos felices; no sólo se trata de mostrarle lo que está mal, sino enseñarle
lo que está bien.
¿Tu bebé y tú han pasado por algo similar? ¿Cómo reaccionaste?
Si, me pasó algo similar. Hay bebés muy "rudos" porque todavía no tienen control de sus impulsos y tampoco están en edad de sociabilizar. Aunque es verdad que hay padres que no ponen límites a sus hijos y nos les enseñan que está mal hacer ciertas cosas, y así te vas a encontrar a muchos. Animo, saludos
ResponderEliminarSi... lo que me espera. Saludos!
EliminarA mi aún no me ha pasado. No se como reaccionaría, supongo que depende de las circunstancias. Hay bebés muy brutotes que aún no controlan, pero lo cierto es que como padres debemos enseñarlos a que no peguen, si pasaron de ellos es como dar carta blanca para que vuelvan a hacerlo!
ResponderEliminarPor supuesto. Así como alentamos lo positivo de nuestros bebes debemos corregir la acción negativa, para nada restarle importancia sólo por el hecho que sean bebes.
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