Hace unas semanas compartí con ustedes la difícil y dolorosa experiencia
que resultó para mi pequeño y para mí nuestra primera separación. Luego de la
primera clase en un centro de estimulación diferente en donde mi pequeño de dos
años y medio debía quedarse solo, situación que le provocó en varias
oportunidades un llanto desgarrador, consideramos “el papá” y yo evaluar la
respuesta de Rodri en la siguiente clase y de acuerdo a ello, optar por
continuar o no en dicho centro.
Imagen tomada de internet.
¿Por qué esta decisión? Porque nos dolía demasiado, especialmente a mí, ver llorar a mi pequeño de
tal forma, porque no era el proceso de separación que buscábamos que siguiera,
porque no hubo tal y porque en cualquier caso podíamos optar por otro centro,
aunque con dificultad porque ya habíamos realizado supuestamente la mejor
elección, pero terminamos decepcionados tan solo en la primera clase. Papás
primerizos, sin experiencia, sobreprotectores, no importa, ya recibí esos
calificativos varias veces, en especial de otras mamás al observar como protejo
a mi hijo de los empujones y manotazos propinados por los suyos. Han sido en
contadas ocasiones pero no esperaré a que mi hijo aprenda a defenderse a punta
de recibir golpes, así como no creo que deba aceptar la separación a punta de
llantos.
Sin embargo, quizás comprendiendo finalmente que Rodri es un niño
sensible, criado con apego, que su madre es también sensible, por cuidar la
reputación del centro de estimulación, por no perder a un alumnito, no lo sé,
en la segunda clase me permitieron el ingreso al aula como espectadora, prácticamente
me invitaron a pasar las veces que sea necesaria para ayudar a mi pequeño en este
proceso de adaptación, haciendo una excepción a las reglas del centro, lo que
mi enanito y yo aceptamos encantados. Pude ver como él se desenvolvía con
naturalidad, sin llantos, y se integraba gradualmente al grupo de nuevos
amiguitos. Transcurrió así un mes, acortando en cada clase mi permanencia en el
aula con la excusa que tenía que ir al baño. Siempre le anunciaba a Rodri el
momento que salía y retornaba conforme se lo había prometido. Esto le sirvió y
mucho para recuperar la confianza en que mamá regresaría y que no lo estaba
abandonando. Hace dos clases, Rodri ingresa solo al aula, se despide de mí y yo
le digo en donde voy a estar “en la puertita”, que siempre lo esperaré ahí, y
que apenas termine su clase, estaré con él. Cuando nos reencontramos él corre y
grita “¡mi mamá, mi mamá!” con una sonrisota y los ojitos llenos de felicidad,
mi expresión debe ser la misma, e incluso me dice con alegría “me encaaaaanta
mi colesho” “me encaaaaantan mis pofesoas menas” (mis profesoras buenas).
“El niño que se construye sobre
una relación de amor
vive la separación como un abandono, como una pérdida de
cariño” B.L.
En este proceso, ha habido solo una ocasión en que volvimos al punto
inicial, situación que me demandó una conversación con la psicóloga encargada
del aula a fin de explicarle mi preocupación por evitar que el proceso de separación
se convirtiera en algo traumático para mi hijo. Hubo acuerdos y desacuerdos,
pero lo que rescaté de la conversación que tuvimos fue que yo también tenía que
trabajar mi proceso de separación y mi propia angustia.
“La angustia de la separación está relacionada
frecuentemente a la angustia materna” B.L.
frecuentemente a la angustia materna” B.L.
Viviendo mi propia angustia por la separación

En “Mamá ¿me dejas?” se define a
la vida como una sucesión de separaciones, y la vida desde incluso antes que el
niño nazca. El destete, la guardería, el colegio, la llegada de un hermanito,
la ausencia por diferentes motivos de alguno de los padres, mudanzas, la
depresión del padre o de la madre, enfermedad de uno de los hermanos que
acaparen la atención de los padres, y muchas otras, son situaciones que
conllevan a separaciones y que podrían afectar las emociones de los niños
creando trastornos en la personalidad y problemas psicológicos. Una de las
situaciones tratadas en este libro, que al margen de nuestro caso me conmovió, es
la angustia de la separación de los padres biológicos que vive un niño al
enterarse que es adoptado. El dolor de la pérdida de los padres de origen puede
durar mucho tiempo o no acabar nunca, incluso con padres adoptivos
extremadamente cariñosos. El libro culmina de la mejor forma, con un poema dirigido a niños adoptados.
Había una vez dos mujeres
Que no se conocieron nunca,
De una de ellas no te acuerdas
A la otra la llamas “Mamá”
(…)
La primera te dio la vida
La segunda te enseñó a vivirla.
Una te dio sus raíces
La otra te regaló su nombre.
Una recibió tu primera sonrisa,
La otra secó tus lágrimas.
La una te entregó en adopción.
Era lo único que podía hacer por ti.
La otra rezaba por tener un hijo,
Y Dios la llevó hacia ti.
(Autor: Anónimo)
Mi angustia por la separación trato de superarla, motivada en el
pensamiento que tenemos un largo camino por recorrer y mi nenito se merece y
necesita una mamá emocionalmente fuerte por lo que debo hacer todo el esfuerzo necesario para que a partir de mis propias emociones le otorgue a mi hijo la seguridad y confianza que necesita.
¿Has experimentado la angustia de la separación? ¿Cómo la superaste? Tu experiencia y consejos pueden ayudar a muchas mamás que como yo estamos atravesando esta etapa.

Uf, es que esto cuesta y también depende mucho del carácter del niño. Recuerdo que a mi hijo pequeño lo intenté llevar a inglés también a los 2 años y medio...fue imposible. Como nació en febrero y cuando cumplió 3 años me reincorporé al trabajo lo llevé medio curso a la guardería y lo recuerdo como una experiencia bastante traumática tanto para él que es un niño muy sensible, como para mí que llevava 3 años sin separarme de él. Qué suerte tuviste que te dejaran entrar de espectadora en la clase.. Besos y feliz semana
ResponderEliminarEs muy difícil dejar de un momento a otro lo que más amas en el mundo al cuidado de un extraño. Si nosotros lo percibimos así que entendemos lo que pasa, no imagino la incertidumbre y tristeza que sentirá un pequeñito al quedarse con un completo extraño. Es una situación muy difícil para la madre y el niño, y ahí nos toca hacer doble esfuerzo por superarla nosotras primero. Es creo una de las situaciones más dolorosas que he pasado con mi pequeño.
EliminarGracias por compartir tu experiencia.
Hiciste bien Erica, es importante que tu también se sientas tranquila, yo comencé con clases compartidas como tú, sólo tenía dos añitos y estaba muy perdido, fue muy positivo porque enseguida se adaptó a su profesora y compañeros. Un beso.
ResponderEliminarQué alegría por tu pequeñito, a nosotros nos va tomando más tiempo pero poco a poco mi enanito está disfrutando de sus clases y eso es lo que me ayuda más a superar esta etapa. Es un apoyo mutuo el que nos otorgamos, él sin saberlo me da la confianza para nuestra separación.
EliminarUn beso, y gracias por tus palabras.
Cada niño es un mundo y seguro que estás haciendo lo mejor para Rodri. Es duro para losniños y también para las madres. Tú tienes que afrontar tu propio proceso. Besos!
ResponderEliminarSi, qué difícil es, pero en él encuentro la fuerza. Creo que vivimos un apego mutuo jejeje.
EliminarMi pequeña no lloró el primer día, también hay que decir que en su guardería tenían adaptación, los tres primeros días te quedabas un rato con ellos, cada vez menos, y los recogías en un par de horas, luego no te quedabas y lo recogías más tarde, así, hasta la jornada completa, unos 15 días de adaptación, que a ellos les hace más fácil adaptarse a nuevos niños, personas de autoridad, nuevas rutinas y demás, y a nosotras, también nos resulta más fácil. No eres débil emocional por sobreproteger a tu hijo, eres madre, y lo haces como mejor sabes, ni más ni menos, y poco a poco, te irás acostumbrando tú también, a mi me costó mucho más que a ella que fuera a la guardería.
ResponderEliminarMucho ánimo y besitos guapa.
Qué bueno que hayan encontrado un lugar que cuide el proceso de adaptación de los pequeñitos, en mi país no se da, excepcionalmente un par de días pero no más, nosotros tuvimos a suerte o exigencia la posibilidad de vivir nuestra propia adaptación y aún estamos en ese proceso, pero creo que hemos avanzado bastante. Rodri, ya se queda tranquilo toda la sesión de estimulación y yo ya no miro tanto por la puerta jejeje...
EliminarMuchas gracias por tus palabras Ana Mía, besos.
Gracias por compartir tu experiencia , mi hija de dos años se queda conmigo en casa y de pensar cuando entre a la escuela o guardería se me parte el corazón y no me imagino como seria ese proceso, lo idea seria que tengan un programa de adaptación tal como te han permitido a ti , entiendo es menos difícil
ResponderEliminarPor lo de "protectora" pues me pasa igual no me parece que deba "aprender a defenderse " aguantando golpes de otros niños
Ojalá que puedan encontrar un lugar que les de las facilidades para su proceso de adaptación, pero también si no lo hacen muy seguido traten de "practicar" haciendo más frecuentes los momentos en que se queda con familiares, sean tíos o abuelitos, y que socialice más con otros niños, eso no será la solución pero puede ayudar a que ambos tu y tu pequeña manejen mejor la separación. Un beso Eli.
EliminarLos míos de más pequeñitos alguna vez se han quedado llorando pero casi nada, ahora hace ya tiempo que saben que vamos a volver a por ellos y se quedan en cualquier lado sin problema, afortunadamente! Menos mal que por lo menos te han dejado hacer la adaptación con tu peque. Besitos!
ResponderEliminarPor los motivos que hayan tenido para hacer una excepción a las reglas del centro, finalmente agradezco que se haya dado el proceso de adaptación. Es que es lo mejor para los pequeños y también para los padres, es lamentable pero le falta tanto aún a las instituciones para ir de la mano con las teorías de crianza con apego. No basta con brindar una buena infraestructura y profesores calificados si lo esencial para los niños, su desarrollo emocional y psicológico es afectado abruptamente tan solo por llegar a la edad en que "deben" quedarse solos.
EliminarGracias Cristina, un abrazo enorme.
Excelente artículo ¡ felicidades !
ResponderEliminarMuchas gracias Erika, espero ayudar a brindar algo de calma y respuestas a las muchas mamás que están pasando por esta situación, sino, tan solo el hecho de poder compartir nuestras experiencias ya es una forma de apoyarnos mutuamente.
EliminarYo por aquel entonces trabajaba a tiempo completo y me separé de mi hijo muy pequeñito, con 6 meses. No hemos vivido periodos de angustia por separación, es tímido al principio, pero al final se adapta a los sitios. Ánimo, que todo se supera y tu hijo ha tenido el privilegio de disfrutarse a Tiempo completo, un abrazo!
ResponderEliminarSi, la separación es algo natural y necesario, y aunque nos costó al principio poco a poco Rodri se está adaptando, lógicamente no salta de felicidad al tener que quedar a mamá pero gradualmente lo está aceptando y lo mejor de todo es que se está dando cuenta que puede pasar momentos muy agradables con otros niños de su edad, experiencias que por más dedicación y tiempo que comparta con él no podría suplir.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.