Una de las cosas que disfruté más durante mi embarazo fue practicar danza
árabe. Para esto, ya tenía algo de tiempo bailando, nada profesional, sólo como
hobby y a modo de deporte ya que dependiendo de la rutina o tipo de baile,
puede ser muy exigente físicamente lográndose quemar más de 500 calorías por hora.
Practiqué danza árabe hasta que tuve 7 meses de embarazo y sólo lo puedo describir como HERMOSO. Si cuando hacemos deporte sentimos cómo nos conectamos con nosotros mismos, bailar con nuestro bebé en el vientre es una sensación maravillosa. Con cada movimiento sentía claramente cómo mecía a mi bebé, sentía su cuerpecito, además como sabemos, nuestros bebés desde el vientre pueden percibir nuestros latidos así como nuestro estado de ánimo, por lo que gracias al baile podía transmitir a mi nenito la felicidad que me producía esta bella danza.
En ningún momento tuve problemas para bailar, claro que me cuidé
de no hacer saltos o movimientos bruscos y cumplí con mis controles prenatales.
Sólo al llegar al séptimo mes cuando la pancita ya estaba grande, decidí por precaución
dejar de bailar, aunque quise continuar por lo menos un mes más; pero todo
iba bien hasta ese momento, así que era mejor no correr riesgos.
Se sabe que durante el embarazo, previa evaluación médica, se debe
realizar actividad física, por el bienestar de la mamá como del bebé, y la
danza árabe es un modo bello y dulce de estar saludable y en contacto
con nuestro bebé.
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