Estimulación Temprana... para Mamá

ESTIMULACION TEMPRANA

Una de las metas que me tracé sobre la formación psicológica, emocional y cognitiva de mi pequeño, fue brindarle una adecuada estimulación a la edad más temprana posible. Lo cierto es que como mamá primeriza y sin apoyo en los quehaceres de la casa, mis primeros meses como mamá fueron un gran reto.

Estando embarazada, participé muy ilusionada de un taller para madres primerizas, y aunque tenía algunas pautas en mente, la realidad fue muy diferente. Con mucho esfuerzo aprendí a cuidar a mi bebé. La lactancia, el aseo y cuidados básicos, las rutinas, me demandaban tanto tiempo que no lograba brindar la estimulación en la forma y medida que deseaba. De lo que sí estoy orgullosa, es que pese a la locura y estrés de los primeros meses, procuré demostrarle todo mi amor a mi hijo, aunque significara para quien me viera, ser el "abandono hecha mujer". Pero qué puedo decir, aunque esa etapa haya sido particularmente difícil, la recuerdo con mucho amor. 

Cuando Rodrigo cumplió 7 meses, lo inscribí en un centro de estimulación temprana. Recuerdo que el primer día de clases me pidieron algunos materiales entre los cuales estaba un cuaderno, y yo, en mi ignorancia total, pregunté: ¿qué? ¿un cuaderno para un bebé?. Me dijeron: Sí señora, es para sus tareas. Sentí como en segundos, mi cara pasó de interrogante, a curiosidad y finalmente a ternura total. 

Era hermoso ver cómo disfrutaba Rodri cada sesión. Y para mí, eran tanto momentos de respiro, como inyecciones de creatividad, porque cuando eres mamá a tiempo completo, ya no sabes qué hacer para que tu bebé esté ocupado, feliz y mejor aún, desarrollando sus habilidades, por lo que ser partícipe de las sesiones de estimulación no solo permite compartir momentos inolvidables con nuestros bebés sino que nos sirven de guía para brindar una estimulación adecuada en casa.

Tuvimos la suerte de encontrar una Miss muy dulce con la que Rodri sintió confianza desde el primer momento. Lamentablemente, por las reglas del centro de estimulación, al cumplir el año de edad, los bebés ya no podían ser acompañados por sus padres. Me despedí con mucha pena.

El nuevo lugar, en el que sí me permitían acompañar a mi bebé, estaba lejos de casa, pero valía la pena. Continuamos aprendiendo juntos. 


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